La Revista Internacional de Educación para la Justicia Social (RIEJS) ha publicado un monográfico dedicado al Aprendizaje-Servicio.
En esta edición, que tuve el honor de coordinar, se presentan
aportaciones teóricas, experiencias y estudios sobre el aprendizaje-servicio
para la justicia social. En total once artículos.
Del texto de presentación que escribí para este número de RIEJS he extraído las siguientes reflexiones:
"El objetivo de satisfacer necesidades sociales y de contribuir a
mejorar la sociedad y el entorno está implícito en las actividades de ApS. Todos
los proyectos de ApS tienen el potencial de desarrollar una visión de la
justicia social. A través del ApS, los estudiantes aumentan la conciencia de la
justicia social (Baldwin, Buchanan y Rudisill, 2007), aprenden a cuestionar la
sociedad desde un punto de vista crítico y a analizar los temas que se van
encontrando en su vida con una mirada crítica hacia las injusticias, y ponen énfasis
en el cambio social en vez de en la caridad (Rosenberger, 2000).
Ahora bien, no todos los proyectos de ApS tienen un enfoque
explícito de justicia social. La perspectiva de la Justicia Social en el ApS
tiene dos dimensiones: una relacionada con la práctica y otra con la reflexión.
Respecto a la primera, los proyectos con un enfoque de justicia
social se dirigen a las personas y los colectivos más desfavorecidos, en
contraste con otros en los que el objetivo es mejorar el entorno o dar un
servicio a personas con menos necesidades. Las acciones de ApS se dirigen a
personas que viven en escenarios de desventaja social, exclusión y/o riesgo de
exclusión, centrando sus actuaciones en situaciones de injusticia social
relacionadas con la equidad, el respeto a la diversidad, la interculturalidad,
la diversidad funcional, las dificultades de aprendizaje, la inclusión
educativa y los derechos humanos.
Desde la perspectiva de la reflexión, los proyectos de ApS con un
enfoque de Justicia Social desarrollan debates críticos sobre temas
relacionados con el poder, los privilegios y las desigualdades sociales y
examinan de forma crítica cuestiones como el racismo y la igualdad de
oportunidades, favoreciendo el desarrollo y compromiso social de los
participantes desde una perspectiva transformadora. Los estudiantes reflexionan
de forma estructurada sobre estas realidades, su origen, cómo prevenirlas y
afrontarlas, y sobre el impacto del servicio en la mejora de la situación de
injusticia y en el cambio social.
Un enfoque crítico del ApS asume la naturaleza política del
servicio y promueve la justicia social por encima de otras perspectivas de la
ciudadanía más tradicionales. Un estudio de Wang y Rodgers (2006) muestra que
el enfoque de justicia social en el ApS favorece el desarrollo de un
pensamiento más complejo que el ApS tradicional. Esta orientación pedagógica
requiere que los educadores se centren en la responsabilidad social y en temas
críticos para la comunidad. De esta manera, el ApS se convierte en un instrumento
de reforma social y política.
Cuando a la experiencia de ApS se le añade el enfoque de la
Justicia Social, se enriquecen las experiencias de aprendizaje y de servicio, y
los estudiantes toman conciencia de su propio concepto de justicia social y de
su papel en la transformación social.
Fusionar
los conceptos de aprendizaje-servicio y justicia social da lugar a un marco pedagógico
de gran valor (Banks, 1997; Guyton, 2000). Ahora bien, para desarrrollar al máximo el potencial de esta
poderosa herramienta es preciso que la planificación incluya la reflexión
estructurada y el debate acerca del concepto de justicia social y de las
implicaciones del servicio en el cambio social.
El proceso de reflexión-acción integrado en la experiencia de ApS
permite articular los aspectos subjetivos, reflexivos y experienciales en la
representación propia que el estudiante conforma sobre lo que es la Justicia
Social. El planteamiento de las 3-R (Murillo y Hernández, 2011), las tres
grandes concepciones de Justicia social que conviven en la actualidad, puede
facilitar esta reflexión. Esta visión considera la Justicia Social como
Redistribución, Reconocimiento y Representación-Participación. Mientras la
primera se centra en la distribución de bienes y recursos, la segunda lo hace
en el reconocimiento y el respeto cultural de todas y cada una de las personas,
y en la existencia de unas relaciones justas dentro de la sociedad, y la
tercera se refiere a la participación en decisiones que afectan a sus propias
vidas, es decir, asegurar que las personas son capaces de tener una activa y
equitativa participación en la sociedad."
Espero que este número sea de interés y servirá no sólo para
promover el uso del ApS, sino también la investigación y el debate sobre la
educación, el compromiso cívico y la transformación social.
Pincha aquí para acceder al número completo.
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